El objetivo del tratamiento de la infección ósea es erradicar el proceso infeccioso y conservar la funcionalidad del miembro afectado, intentando en todo momento de preservar la extremidad involucrada. El tratamiento antibiótico de las infecciones óseas es primordial el aislamiento microbiológico, donde se debe controlar el dolor, preservar o recuperar la función neurológica y mantener la estabilidad ósea.