22 enero 2013
Lic Monica Paulina Carrion Maciel
Lic Monica Paulina Carrion Maciel

Psicólogos

No. de cédula: 5688561

La neurosis es un término que nace a finales del siglo XVIII. Con el tiempo este término dejó de pertenecer a la medicina siendo ahora un término de uso psicológico. Con la neurosis nos referimos a una enfermedad emocional que afecta el pensamiento y los sentimientos de las personas. El origen de las neurosis es múltiple pues participan factores biológicos como el temperamento de los padres que influye en la predisposición y tolerancia a la ansiedad, frustración y nuestra forma de expresar emociones. Al mismo tiempo hay factores relacionados con nuestro pasado que impactan nuestra forma de ser, al grado de generar neurosis. Finalmente existen fenómenos históricos, circunstanciales y sociales que afectan a las personas generando padecimientos neuróticos. Existen diferentes tipos de neurosis y una de ellas son aquellas personas que no han podido aprender de la experiencia, que se topan y tropiezan con la misma piedra, quienes se esfuerzan por cumplir ideales imposibles desde la realidad y se desgastan por completo, o que fuerzan situaciones, personas o relaciones con tal de tener, aunque sea un poco felicidad, enredándose en conflictos interpersonales. Así, vemos personas que realizan actividades que no desean hacerlas pero para complacer a terceras personas, otras personas llevan años de infelicidad conyugal gracias a la fantasía de que las cosas algún día cambiarán, otros viven su vida arrepentidos por sus acciones sin tener la fortaleza de hacer algo por modificarlas. Así, las neurosis pueden expresarse de diferentes formas, entre ellas encontramos a personas altamente inseguras, que dependen de terceras personas aún para cosas elementales, que se la pasan pidiendo permiso o disculpándose, otras expresiones neuróticas son las de personas con diferentes miedos que prácticamente les incapacitan para llevar una vida tradicional. Otros necesitan devaluar o controlar su ambiente y a las personas que les rodea, otros tienen una severa dificultad para expresar sus emociones. Junto con ello, las personas depresivas, preocuponas, los así llamados “secos” afectivamente hablando, que no expresan sentimientos, los que viven obsesionados con la limpieza, el orden al grado de maltratarse o lastimar a otras personas, los angustiados por llegar tarde que llegan súper temprano a todos lados, los que imaginan siempre lo peor, , muchos apostadores e incluso adictos a drogas encajan entre los padecimientos neuróticos. Ahora, los tratamientos a las personas con dicho padecimiento pueden variar de acuerdo a las características personales, aunque hay que decir que la mayoría son efectivos e incluso puede haber combinaciones entre éstos. Por ejemplo la psicoterapia y el psicoanálisis se han pensado como opciones terapéuticas de mucho éxito, los cuales a través de diferentes estudios se ha comprobado su efectividad. Ya que exploran los motivadores que generaron dichos padecimientos, y al encontrar las claves y su expresión en la neurosis pueden aprender a modificar percepciones, sentimientos hacia sí mismos y hacia sus relaciones y personas. En algunos casos puede apoyarse de medicamentos especialmente cuando la ansiedad es muy incapacitante. Además de éstas y otras formas de tratamiento, los grupos de neuróticos anónimos ofrecen un espacio para el desahogo, el reconocer que no son los únicos que sufren en este mundo al mismo tiempo que aprenden formas de superar con ayuda de sus compañeros y el aprendizaje a partir de las experiencias ajenas de maneras de enfrentar la neurosis. Hay que decir, que las condiciones actuales de nuestro mundo son un caldo de cultivo para desarrollar la neurosis: la inseguridad, el distanciamiento familiar, la injusticia social, el desmoronamiento de las instituciones y la contradicción moral son el pan de cada día. Sin embargo, en la medida en que le demos la dimensión real a cada una de estas dificultades, en la medida en que resaltemos los principios universales de auto-cuidado, de respeto al prójimo, y ejercer el complicado pero siempre necesario sentido común, podemos alejarnos de la posibilidad de ser neuróticos. En nosotros está la solución.

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