Vivir en una familia en nuestros tiempos es convivir bajo un nivel de estrés que la misma familia va definiendo.
No son iguales en ese sentido todas las familias, pues cada una de ellas posee en su estructura una tolerancia particular al estrés, e incluso conocen vías de desahogo y solución del estrés y los conflictos en general. Una familia donde las tensiones se acumulan, con fallas en la comunicación, con ausencia de la capacidad de entablar conversaciones individuales y con el resto de los miembros y en especial, el saber que existen tensiones o estresores y no hablar de ellos genera una familia en estrés constante.